jueves, 6 de diciembre de 2007

Las segundas partes a veces son igual de buenas

Los pocos kilómetros que separaban el aeropuerto de la finca la sumergieron en una nebulosa de la que no recuerda nada, eso sí tuvo varios deja vus. Al llegar a la casa la esperaba todo el servicio en formación y con sus mejores galas, un estilo mas inglés que extremeño. Le trajo a la memoria una escena de una superproduccion de James Ivory . No recordaba que tuviesen tanta gente trabajando, y se preguntó quien habria diseñado los uniformes. Tampoco tenía la cabeza para detalles de ese tipo, así que hizo una nota mental para indagar sobre estas cuestiones al dia siguiente. En cuanto puso el tacón de sus botines de Manolo Blanhik en el suelo se le acerco Ramira, el ama de llaves. Por su manera de comportarse, su peinado, moño bajo, y su vestimenta elegante y atemporal, Irene, aún medio dormida ,notó la sorprendente metamorfos de la que años atrás llamaron La Castilleja. Evidentemente habia visto Rebeca de Hitchtcock por la tele (porque lo que es el cine no lo había pisado desde su infancia, no lo había pisado por una promesa, que como veremos más adelante, tendrá mucha importancia en la vida de nuestra simpática protagonista).
En cuanto entró al hall notó que todo había cambiado en la casa. La decoración era diferente, como diferentes eran los nuevos uniformes del servicio, cambios que en aquel momento pudo reconocer pero no evaluar. Subió a su habirtación, se metió en la cama y antes de dormirse profundamente, levantando accidentalmente el embozo reconoció en aquellas sabanas la firma de Sibyla. ZZZZZZZZZZ...
Estuvo 120 años durmiendo, o eso le pareció a ella, en realidad fueron solo 18 horas, que para haberse tomado 2 rohipnoles (se tomó el segundo, a espaldas de Solange, en su jet privado) no es tanto. Apretó la perilla (pensando que había que encontrar otra manera de llamar al servicio). La Castilleja se presentó ipso facto. Descorrió las cortinas, descubriendo un maravilloso paisaje de jaras florecidas y encinas.
- Buenos dias Ramira.
- Señorita Irene, ¿qué quiere de desayuno?
- Déjate de desayunos y preparame el baño. Ah! y despierta a la señorita Solange. ...Bueno una rebanada de pan tostado con ajo y aceite no me vendría mal.
La Castilleja puso cara de horror, acababa de abrir una lata de caviar Beluga y una botella de vodka Absolut helado, el desayuno habitual de la señorita Fitzcarraldo.
- No pongas esa cara, ¿no has oido hablar de la dieta mediterranea?
Medio amodorrada , bajo los efectos de la resaca de pastillas y aun dolorida por el postoperatorio (recordemos que no haíia ni una semana que había intentado, y conseguido, mejorar sus facciones a golpe de bisturí) se dirigió en pelota picada al cuarto de baño. El ama de llaves no pudo por menos que reparar en el extraño símbolo que llevaba Irene tatuado en la nalga izquierda.
- !! Malos tiempos se barruntan !! Como decía mi madre, tatuado, encarcelado y condenado.
Irene no pudo reprimir una risa.
- ¿Pero en que mundo vives, Ramira? Si hoy ya va tatuada hasta la Chavarri. No me extrañaría que tu misma tuvieses alguno, con lo moderna que has sido siempre, bueno hasta que te dejo aquel...
- ¡¡ Basta !!
Ramira salió dando un portazo, las carcajadas de Irene resonaron a traves de la puerta. En el pasillo esperaba Solange, que había escuchado todo y no había querido interrumpir. Entró sin llamar.

- Ya era hora, chata. Llevo despierta desde las diez y he visto cosas muy raras.
Irene se enjabonaba en la bañera ajena a todo lo que no fuese el mundo de la hidratación y el universo de la higiene de sus poros.
- Para empezar hay mucho más servicio del que había ante, y llevan todos la nariz recién operada, y el mismo modelo de nariz. Y por cierto desayunan caviar, ¡¡si antes les daba asco y decían que sabía a sardina-arenque!!
- Ja, ja, ja. Pero Solange, ¿qué me estás contando?
- Lo que estás oyendo, pero es que además, mientras desayunaban estaban leyendo revistas, pero no te creas que el Pronto o el QMD, no, no, el Vogue, el Forbes, el Vanity Fair, el Skin two, el Fortean times y el Advocate.
Irene casi se ahoga de la risa.
- Solange, me parece que estás mas colgada que yo. Vete a dar una vuelta por el pueblo mientras yo voy a intentar poner un poco de orden en esta casa de orates.
Irene no quiso hacer caso de las supuestas fantasías de Solange. Bajó hacia la cocina como una rosa, feliz, hidratada, perfumada y descansada. En Elvis de Monroe la cocina era uno de los puntos neurálgicos de la casa (arriba y abajo). La ultima vez que Irene estuvo en la finca, quizá debido a las vacaciones de su padre en Alcala-Meco (le habian caido 15 años) y el pasotismo cosmopolita de nuestra simpática protagonista, el servicio era poco, escaso y malo. Aparte de Ramira, había solo dos chicas del pueblo que no hacían más que romper cosas y una especie de mayordomo que se traía chulos que le daban continuos palizones, con el consiguiente escandalo (llamada al 091 y a la casa de socorro). Este pintoresco personaje actualmente trabaja con gran exito en un canal autonómico presentando películas de folklóricas de los años 60. Las vueltas que da la vida.
Nada que ver con lo que se encontró aquella mañana. Aquello parecía un casting para Melrose Place, eso sí todo el mundo uniformado (¿Chanel? Sí, claro). Se quedo muerta ante la visión, había de todo, desde una Morgan Fairchild a una Heather Loacker, de un Cameron a un Brad Pitt. Irene no es una mujer que se sorprenda con facilidad y desde luego que su rostro no denotó su extrañeza, !bonita era ella¡
- Ya tendremos tiempo de conocernos. Por cierto tú, la que estás leyendo el George, cuando lo acabes me lo dejas.
La aludida le lanzo una mirada de desprecio.
- Sólo quería saber donde esta Ramira -les espetó Irene.
Un chico muy mono que se presentó como valet de chambre (¿De quién?) le contestó.
- Se refiere a madam La Chateulette.
Irene penso para sí que Solange tenía razon, algo habia cambiado en Elvis de Monroe.
- De Chateulette nada, coño, La Castilleja.
Se hizo un silencio sepulcral y todo el servicio la miró con la misma cara que le pone Scully a Mulder cuando dice algo inconveniente o exagerado. Una chica de las menos agraciadas le guiñó el ojo y le hizo unas morisquetas, ella entendió perfectamente que quería tener una conversación privada con ella. Efectívamente, en cuanto Irene salió al porche la jovencita, que se daba un aire a Wynona Ryder, le puso un dedo en la boca, le cogió de la mano y la llevó a los establos (Irene pensó que en otro momento se la habría tirado pero no hoy, no ahora, a estas horas de la mañana).
- Me llamó Lola, ahora no puedo hablar, pueden sospechar, vaya al pueblo al Harry’s y pregunte por el bebedor. Me tengo que ir, adiós.
Antes de salir corriendo le lanzo una mirada muy ambigua. Irene se quedo de piedra.

4 comentarios:

Mrs. Sarmiento dijo...

Bueno, bueno, bueno. Una historia, una historia, qué bien. Encantada estoy. A ver, a ver. *)
Y Solange me encanta, me suena tan a amistades peligrosas.

Anónimo dijo...

¡Oyyyyyyyyyyys qué interesante se está poniendo esto! Oye, no te atreverás a dejarnos así, ¿no?

marca dijo...

pues la verdad es que Carlos no dejó nada más escrito. Pero a ver, a ver. :)

Anónimo dijo...

Oh, pues tendrás que continuarlo tú. No puedo pasar sin saber qué ocurre realmente en Elvis de Monroe.