The most indie thing...ever!

Cómo molaban los cassettes. Mucho más que los asépticos cd, pero creo que menos que los vinilos.
En 1986 la revista británica NME edita, siguiendo la estela del c81, la compilación c86, con el objetivo de mostrar la nueva generación de músicos (bandas, sobretodo bandas) que estaban surgiendo. Como todo, hay gente que lo ama y gente que lo odia. Allá cada uno. Pero yo me quedo con las palabras de Bob Stanley, de Saint Etienne (grupo con las melodías más preciosas del mundo, o casi):

(c86 is the)beginning of indie music...It's hard to remember how underground guitar music and fanzines were in the mid 80s; DIY ethics and any residual punk attitudes were in isolated pockets around the country and the C86 comp and gigs brought them together in an explosion of new groups.

Modo de escucha: Descomprimir, poner en random y seguir haciendo cosas. En un primer momento parecerá ruido de fondo, pero no. Al segundo día tarareareis. Al tercero adorareis las canciones, una por una.

(Para descargar, clic en la imagen.)

Take me to the Rockefeller plaza, please.

Tengo una mente muy dispersa, problemas de concentración aparte. Así que agradezco enormente que las cosas (cosas= mayoría de cosas) sean cortas.

Rockefeller plaza (30 rock en el original) cumple esta premisa. Cada capítulo nos cuenta, en escasa media hora, los problemas que tiene Liz Lemon (love, love, love! ¡hace cuanto que no me reía tanto!) para sacar adelante su programa de televisión con todas las personillas que la rodean, que vienen a ser la amiga neurótica (Jane Krakowsy, a la que me gustó mucho volver a ver, le tenía bastante perdida la pista), el jefe metido con calzador en un negocio que no comprende (Alec Baldwin, el segundo mejor de la serie), el tercer calor (si lo veis lo entendereis), que se me hace bastante pesado pero sale poco y básicamente hace de si mismo, el botones memo pero encantador (soy fan), y demás.

El tercer capítulo es una genialidad de la comedia. Esto es un aviso.

Cinco razones para adorar Muchachada Nuí (con acento)

1.- Por la cabecera. Parece un programa pirata de los primeros noventa.

2.- Porque Bono nombra el Drácula. Y dice Viejuno. Y es una estrella del rock comprometida.

3.- Porque Las Aventuras del Joven Rappel son mucho mejor que Smalville.

4.- Por la canción del aparejador. Y la coreografía de la escuadra y el cartabón.

5.- Porque iba de peregrina y me cogiste de la mano.

A veces hay algo que lo cambia todo

Una de las cosas más interesantes que tiene Alaska es que se dedica a ir por ahí haciendo colaboraciones, o invita a otros a hacerlas con sus canciones. Y es una verdad que las cosas ganan mucho si las canta ella, y preferiblemente si no son en directo.

Así, 'quiéreme otra vez', de OBK (que tiene un video que me gusta bastante), pasa de canción sosilla a drama total.

El horror que supone cualquier cosa que toca Miguel Bosé se convierte en algo que hasta puedes canturrear en el coche.

Hay cosas increibles (aunque aquí no había nada que arreglar, vaya canción)

Y bueno... cosas 'curiosas'.

La poesía de lo cotidiano (nada que ver con Bucay o semejantes)

Ultimamente ando fascinada con este chico.

Sabe describir perfectamente la nostalgia de perder a quien quieres (cucarachas), la angustia porque la persona con la que estás es totalmente nociva para ti (quimioterapia), las ganas que tienes de que te cuiden (paraaguas), o que va y te dice: 'el tiempo me ha tejido encima capas de cebolla; ahora, si me desnudas, lloras. No es facil explicar como, cuando algo me parece bello, lo aparto de mi lado solo por miedo'(querido hombre cebolla).

Me dan ganas de postrarme a sus pies, besarle las puntas de las converse y pedirle la mano.

Para muestra, un botón:

Foto de Manuel Otero.
Más de Algora.

De astronautas, éxitos y cuando las cosas van mal.

La primera cancion que aprendi a tocar con la guitarra fue esta:

Al pobre Major Tom nadie le puede ayudar, se queda dando vueltas en el espacio indefinidamente. Pasa de héroe a mota de polvo.

Y la canción me recuerda terriblemente a esta otra:

Millones de recuerdos se borrarán, miles de sueños se perderán. Al final todo lo que pasa es eso.

Six feet under. First round.

Hace un tiempo me autoimpuse un estilo de vida: lo que sirve para el entretenimiento debe divertir, bastantes penas hay en la vida diaria. Así que me resistí con uñas y dientes a Six Feet Under.

El argumento principal, la vida de una familia que regenta un negocio funerario, no pensé que pudiera ser atractivo, y la idea de que en cada capítulo una persona de la cual podíamos intuir un pedacito de vida (importante, no son anónimos) muriera me parecía hasta doloroso.

Qué idiota.

Ahora más que nunca me doy cuenta de que la vida es lo que es. Que duele, que tienes que llorar, y que piensas que hay momentos en los que todo da lo mismo. Pero todo pasa. Y hay pequeñas luces al final de los diversos túneles. Y buscarlas es lo que de verdad te dice que estás vivo.

Este blog es conjunto.

Se creó hace más de un año, mucho antes de la primera entrada. Íbamos a retomarlo
proximamente, pero la cocreadora tenía otros planes inmediatos, que al final tampoco
pudieron ser.

Ahora voy a seguirlo yo, con la idea inicial. Y sigue siendo conjunto.